23 de enero de 2013

Viejos y nuevos hábitos


Los hábitos son esas acciones, conductas, casi automáticas, de las que casi no somos conscientes, que en gran medida nos “facilitan” la vida. Las hemos hecho tantas y tantas veces que ya no nos requiere apenas trabajo o esfuerzo.

¿Realmente eres consciente de lo que haces cuando pisas el embrague para cambiar de marcha en el coche? ¿O cuando te cepillas los dientes? ¿O cuando te atas los cordones del calzado? Son conductas tan repetidas que las hacemos inconscientemente.

Esos hábitos nos economizan la energía, pero por otra parte puede anquilosarnos la capacidad creativa y de cambio.

En muchas ocasiones no somos conscientes de nuestros hábitos o creemos que somos nuestros hábitos. Llevamos tanto tiempo con ellos (o ellos con nosotr@s) que nos identificamos con ellos, conforman nuestra identidad. Nuestra forma de ser, en gran parte, está formada por la suma de múltiples y variados hábitos. Piénsalo o mejor dicho...obsérvalo. Toma conciencia. ¿Cuáles son los tuyos?

Después de observarnos, podemos darnos cuenta que hay algunos hábitos que quizá nos hicieron bien en el algún momento (o eso creímos) pero ya no los queremos en nuestra vida actual. ¿Cómo eliminamos un hábito? ¿Qué sentiremos si lo hacemos? Si “somos lo que hacemos”…¿Quién seré después de eliminar este hábito de mi vida? ¿Cómo incorporo un nuevo hábito?

Por si ayuda, contar que llevo más de un mes sin fumar. Un hábito que lleva en mi vida muchos años, demasiados. Para dejar un hábito así facilita mucho conocer cómo operan los hábitos en la vida de alguien. Lo que se llama en otros ámbitos….conocer al enemigo. Los hábitos se forman porque lo hemos repetido muchas veces (quizá años), con mucha frecuencia (quizá muchas veces al día), con cierta uniformidad (en momento concretos y habituales) y nos ha proporcionado buenas sensaciones.

¿Cómo dejar algo así? Lo primero, obviamente, es dejar de hacerlo (en mi caso de fumar) y al mismo tiempo crear hábitos y conductas nuevas (repetidas, con frecuencia, uniformidad y que me proporcione buenas sensaciones).

También ayuda visualizarnos en nuestra vida cotidiana sin el hábito que queremos eliminar y con los nuevos hábitos que queremos incorporar. Visualizarnos en nuestro nuevo ser, ¿Qué sentiremos cuando vivamos así?

Incorporar un nuevo hábito, más cercano a quienes somos ahora o quien queremos ser, es como un árbol que va extendiendo sus ramas y sus raíces, fortaleciéndose y resistiendo los obstáculos. Además, como el árbol, el hábito puede llegar a ramificarse, influyendo en más áreas de tu vida.

Es toda una experiencia de metamorfosis realizar un cambio de hábitos. Algunos costarán más desprenderse de ellos. Otros, en cambio, serán más sencillos. Sea como fuere, es un ejercicio de libertad individual, de asumir nuestra responsabilidad, de sentirnos un poquito más dueñ@s de nuestra vida y no ser fruto de ciertos automatismos que se han adueñado de nuestra vida.

Os deseo felices hábitos!!!

2 comentarios:

  1. Considero que eliminar un hábito requiere mucho mayor acción en comparación a "visualizarme" viviendo sin éste

    ResponderEliminar
  2. No era mi intención transmitir que con una visualización uno puedo eliminar o cambiar un hábito. Indico en el post que se trata de acciones que requieren repetición, frecuencia, sensación de éxito...y que la visualización puede ayudar a mantenernos, a motivarnos...etc.

    ResponderEliminar